La miopía es una de las principales causas de uso de anteojos para ver de lejos en la población de escolares y universitarios. Durante años, se pensó que dicho trastorno era de origen genético. Hoy, está claro que la mayor parte de los casos son de origen medioambiental, según la cantidad de horas dedicadas a lectura o pantallas y el grado de exposición al aire libre que tienen niños y adolescentes. Estos dos factores están íntimamente relacionados con el estilo de vida de los chicos, por lo que la prevención –inducir cambios en las rutinas que lleva la población– se vuelve un problema de salud pública.

El objetivo del estudio, en 2022 para determinar la prevalencia de miopía en ingresantes universitarios de la ciudad de Bahía Blanca. fue establecer si factores como la exposición al aire libre, el consumo de pantallas y la lectura se vinculan con la aparición del trastorno.

Aunque la diferencia fue leve, se observó que quienes tenían miopía pasaban más tiempo frente a las pantallas y menos al aire libre. “A pesar de que estas cifras muestran diferencias pequeñas, están en línea con los datos que hablan de que la miopía es más prevalente en los lugares donde se estudia mucho y se está poco al aire libre. En Bahía Blanca, uno de cuatro jóvenes debe usar anteojos por miopía. Estas cifras son para alertar, pues el estilo de vida urbana hace que se desaten epidemias de miopía

Por otro lado, el documento aclara que ya la investigación en la miopía desarrollada en animales de laboratorio demostró que el aire libre activa la dopamina en la retina y, de ese modo, impide el desarrollo de la patología.

                                            «El estilo de vida urbana hace que se desaten epidemias de miopía”, aclara el informe

Frente a este contexto, Germán Bianchi, oftalmólogo y responsable del Departamento de Cirugía Refractiva, Catarata y Córnea de la Clínica Nano, sostiene que es importante lograr un balance. “Todos utilizamos y necesitamos de los dispositivos electrónicos, pero a la vez –y es uno de los datos más importantes a destacar– si compensamos ese tiempo frente a las pantallas con exposición al aire libre, mitigamos el riesgo de desarrollo y progresión de la miopía, tanto en edad escolar como universitaria”, aconseja.

Problema mundial

Este fenómeno no es solo local. Los trabajos epidemiológicos acerca de la prevalencia de miopía en diversas poblaciones iniciados en los años 70 y desarrollados en forma sistemática mostraron un aumento sostenido, desde el inicial 10 a 15% a valores de 70 a 85% en los estudios más recientes. El incremento de casos es tan notable que la Organización Mundial de la Salud desde 2015 comenzó a hablar de una “epidemia de miopía”. La miopía puede incidir desde los 6 hasta los 30 años, por eso los estudios de prevalencia sistemáticos son una herramienta fundamental.

“En las últimas décadas se observa un aumento sostenido en la prevalencia de miopía. Esta patología lleva a la discapacidad visual, pero es prevenible. Es la primera causa de impedimento visual irreversible en edad laboral. A menor edad de aparición de miopía, mayor es el riesgo de desarrollar miopía alta, ya que puede avanzar una dioptría por año. Cada vez el comienzo es más precoz y así crece el riesgo de valores altos”, concuerda Leonardo Fernández Irigaray, oftalmólogo y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil.

Fernández Irigaray destaca que la visión no corregida puede afectar el rendimiento escolar. “Un niño que ve bien aprende mejor. La corrección adecuada de la miopía con anteojos es una de las intervenciones con mejor costo-beneficio en la salud ocular. Siempre los controles oftalmológicos de esta población se deben realizar bajo efecto ciclopléjico [la colocación de gotas de ciclopentolato en el ojo del paciente]. Además, debe disfrutar de la luz natural dos horas al día o 14 horas semanales. No usar teléfono móvil o tabletas desde dos horas antes de irse a dormir y respetar horas de sueño”, sugiere.

Método

Para poder realizar esta investigación, más de 400 estudiantes concurrieron a los consultorios de sanidad de la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca a ser sometidos a una prueba de agudeza visual. Aquellos que no pasaron la prueba, fueron citados por la oftalmóloga responsable del programa con el fin de efectuar las pruebas confirmatorias del trastorno visual.

Del total de estudiantes, un 33% (136) tuvieron una prueba de agudeza visual alterada y fueron convocados para evaluación. Concurrieron al turno el 85% y, de estos, el 82,6% fue diagnosticado con miopía. Así, la prevalencia estimada de miopía en toda la muestra fue del 25%.

La media de exposición diaria al aire libre en los pacientes con miopía fue de 3,73 horas, mientras que los que no la tuvieron fue de 3,85 horas. En tanto, la media de exposición a pantallas fue de 5,09 horas por día para los que presentaron miopía y de 4,75 horas para los que no. Por último, la media de horas de lectura diaria fue de 5,24 para los afectados por la enfermedad y 4,96 para los que no la tuvieron.

¿Cada cuánto realizar controles?

Sobre cuándo conviene realizar controles, Fernández Irigaray aclara que existe un calendario sugerido en oftalmología infantil con verificaciones al momento del nacimiento, a los 6 meses, al año, a los 3 años, a los 5 años y, a partir de esta edad, cada 2 años. No obstante, consideran prudente sumar la indicación de otro examen en el ingreso escolar a los 6 años, para identificar al paciente con posibilidad de desarrollar miopía escolar y así retrasar su aparición o prevenir su progreso. “Estamos trabajando en equipo sobre un proyecto de ley que prevé, entre otros puntos, que el examen oftalmológico al ingreso de la escuela primaria debe ser obligatorio y realizado por un médico oftalmólogo. La promoción de la salud y la prevención de las enfermedades representan aspectos impostergables de las acciones que todo gobierno debe llevar adelante con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población”, adelanta.

Antes de concluir, Bianchi cuenta que en la actualidad se está tratando de esclarecer el mecanismo de por qué “más exposición al aire libre y menos horas frente a pantalla” resulta una estrategia protectora frente a la miopía. “Al parecer, hay más aspectos que simplemente la distancia a la cual estamos enfocando, que al aire libre miramos a lo lejos; frente a las pantallas, miramos de cerca. Por eso no se puede simplificar expresando que con solo mantener la visión durante gran parte del día a lo lejos, no se desarrollaría la miopía. Por ejemplo, se está estudiando el efecto que tiene la longitud de onda de la energía producida por diferentes pantallas, para determinar si hay alguna que sea mejor para los ojos. Pero estos son temas que por el momento no están científicamente resueltos”, finaliza.